El origen de la mandarina está en Asia y se cultiva sobre todo en la zona de Levante de España, donde el clima favorece las producciones abundantes y de calidad. Gracias a su alto contenido en azúcar, superior con respecto a otros cítricos, tiene un sabor dulce y agradable, incluso para los más pequeños.
La mandarina es uan magnífica fuente de Vitamina C, además de ser rica en potasio y pobre en sodio, contiene cierta cantidad de calcio y fósforo y aporta distintas vitaminas del grupo B (B1, B2 y B6). Por este motivo ayuda a combatir la enfermedades más típicas del invierno. Su acción protectora se ve pontenciada por la presencia de sustancias de acción antioxidante, como la hesperidina y las antocianinas, muy beneficiosas como antiinflamatorios y para reforzar los capilares sanguíneos.
100 Gramos de mandarina contiene; 72 kcal de energía, 81,4 gr de agua, 0.9 proteínas, 0.3 gr de grasas, 17,6 gr de glúcidos, 1,7 gr de fibras, 1 mg de sodio, 210 mg de potasio, 0,8gr de hierro, 32 mg de calcio, 19 mg de fósforo y 42 mg de Vitamina C.
Por su sabor dulce y su acidez en menor cantidad que la naranja, es uno de los primeros cítricos que se lo pueden dar a los niños, en cualquier caso no se les ofrece hasta el año, puesto que el sabor sigue siendo algo agresivo para las delicadas mucosas de la boca de los pequeños.
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