viernes, 13 de julio de 2012

¿POR QUÉ EL MOTOR DEL COCHE PIERDE POTENCIA Y VELOCIDAD CON EL CALOR DEL VERANO?



Buenas conductores x la red:

En verano, cuando la temperatura llega a  35ºC, su motor llega a perder unos cinco caballos de media -que llegan hasta 15 CV en el caso de algunos motores con turbo y, además, aumenta el consumo de combustible en una media de un litro cada 100 km


Los motores de los vehículo tanto diésel como gasolina, necesitan introducir aire en los cilindros para que se pueda quemar el combustible. Sin embargo, cuando la temperatura es elevada, el aire contiene una menor proporción de oxígeno, y esa circunstancia provoca que la mezcla no se queme con tanta facilidad, de manera que el rendimiento del motor baja considerablemente. Esto se aprecia sobre todo en los motores turbo o con compresor de aire , pues pierden hasta 15 CV.  El motivo es que se necesita más aire para que realice una buena combustión.

Por el sobreesfuerzo mecánico del sistema de refrigeración El sistema de refrigeración se encarga de que el motor no supere su temperatura habitual de funcionamiento -entre 85 y 95 grados-. En verano se le exige más, sobre todo si circulamos a menos de 40 km/h; entonces, el electroventilador tiene que actuar con mayor frecuencia, restándole cierto rendimiento al motor -nunca más de dos CV-; el aumento de consumo es inapreciable.

También el  aire acondicionado de los vehículos emplea un compresor que está directamente accionado por el motor. Por tanto, cada vez que se pone en marcha, le resta cierto rendimiento -cuatro CV de media-. ¿Puedo evitarlo? Sí, pero para ello tendrásque dejar de utilizar el aire acondicionado, algo en absoluto recomendable. La pérdida de potencia generada por el aire acondicionado es tan pequeña que apenas lo notarás, y el aumento de consumo -no más de 0,5 l/100 km- es incluso inferior al que obtendrías si circulas con las ventanillas bajadas -que, además, resulta inseguro y especialmente incómodo-.

Los  Neumáticos en verano, alcanzan una mayor temperatura, sobre todo circulando rápido por autopista. Si llevamos la presión demasiado baja, la banda de rodadura se calentará más todavía, algo que acortará su vida hasta en un 15%; por eso, conviene revisar la presión todas las semanas y, sobre todo, antes de emprender un viaje largo.


Carrocería. Con el paso del tiempo, la pintura -ya sea normal o metalizada- pierde brillo y este proceso se ve acelerado si aparcamos durante periodos prolongados al sol. Al mismo tiempo, también tienden a decolorarse los plásticos de los paragolpes, de los retrovisores, las juntas de las puertas se agrietan -igual que las escobillas-...

Para frenar, las pastillas de freno rozan contra el disco, generando calor; en verano, alcanzan temperaturas aún mayores y, además, se refrigeran menos. Así, es más fácil que se sobrecalienten, empeorando la frenada y acortando la vida del líquido de frenos -sustitúyalo cada dos años- y de los discos -se deforman-. Por eso, conviene emplear marchas cortas al bajar puertos y evitar practicar una conducción agresiva.

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